miércoles, 29 de febrero de 2012

Jornada 19. Utebo 2 - Juventud 4


Imposible que perdiérais ;)

La jornada se presentaba favorable para la disputa, Apolo brillaba en lo alto y Eolo soñaba con molinos en los brazos de Morfeo, así que el dios Balón podía campar a sus anchas en los numerosos campos de batalla que a orillas del Hiberus habíanse dispuesto.

En el caso de los tigres, la cita era en Utebo, situada a ocho millas de la imperial CaesarAugusta, de ahí su nombre (del latín Octavus), y todos, gladiadores y progenitores nos dirigimos hacia allí confiando en una difícil pero posible victoria.  Hasta la fecha los desplazamientos de los naranjas se contaban por derrotas y era ya tiempo de enfrentarse a Ananké y romper su maleficio.

Y a ello salieron los naranjas.  Tras acicalarse convenientemente para la batalla, acerar las cotas de malla y afilar tridentes, los tigres se presentaron sobre el áspero albero ante la atenta mirada de los defensores del estadio y del juez de la contienda que hubo de soplar su silbato para advertir a los visitantes que el César no espera eternamente y que hora era ya de desatar las hostilidades.

Y vaya si se desataron… los pupilos del centurión Saulus y su lugarteniente Nlandusus salieron dispuestos a dejar claras sus intenciones.  La estrategia era clara, primus era necesario tomar el mando del centro del campo de batalla, secundus, con la ventaja adquirida las hordas naranjas lanzarían un ataque por los flancos que desarbolara las defensas dispuestas por los locales, y tertius, pero no menos importante, había que mantener la atención en la retaguardia para impedir los ataques de guerrilla que el contrario planteaba.

La estrategia surtió efecto, al final de la primera parte de la contienda los naranjas marchábanse a sus cuarteles con un resultado de 0-3 a su favor, aunque las tropas utebanas habían dispuesto de alguna ocasión de enjugar la diferencia gracias a sus rápidos delanteros dispuestos en la avanzadilla.

En la segunda mitad de la batalla los naranjas, satisfechos de la actitud y el resultado de la primera parte, continuaron con la misma estrategia, lanzando sus redes a todo lo ancho del terreno, utilizando el tridente en el ataque y empuñando el escudo en defensa.  El resultado fue también similar, aunque en este caso los azules consiguieron acertar en un par de ocasiones con sus punzantes aunque aislados ataques, y el marcador final reflejó un resultado de 2-4 para los visitantes.

Al final satisfacción, por la batalla planteada, por el desarrollo de la misma y por el resultado final que, esta vez si y por fin, hizo justicia a lo vivido.  Eso se comentaba en la taberna al finalizar el encuentro, en presencia de unas frigoris cervêsïas acompañadas de unos pedazos de melón en vinagre a los que los titulares de la posada tuvieron a bien convidarnos, y que a toro pasado aún no está claro si su intención era deleitarnos el paladar con una invención típica de la afamada huerta utebana, acelerar el consumo de cervêsïas y de paso engrosar sus arcas, o mantener fija en nuestra memoria (y nuestra lengua) el sabor de la victoria.  En cualquier caso, gracias por la hospitalidad, se agradece estos detalles que, antaño habituales, escasean en las tabernas.



1 comentario:

arquimedes dijo...

Echabamos en falta estas crónicas rebozadas de clase de historia y compartida con todos los dioses.

Y más todavía la victoria fuera de casa que por fin llegó.