Lo siento, hoy no puedo hacer la crónica del partido…
intenté concentrarme en el juego, pero no pude…
…unas manos varoniles, extrañas para mí, manejaron mis
teclas durante el encuentro, y una, hasta entonces, desconocida sensación se
apoderó de mis circuitos obnubilando mi memoria interna y provocándome un
aumento de temperatura que a punto estuvo de terminar en cortocircuito. Suerte que una tiene una gran capacidad de
autocontrol, y pude reprimir mis instintos, que si no… En fin, pues eso, que no recuerdo nada del
partido, bueno, nada que pueda ser reproducido en un blog de este tipo, así que
dejaré la crónica a alguno de los habitantes de la banda que por allí
pululaban.
Crónica del partido desde la banda:
Alboreaba un nuevo día en la capital del Reino de Aragón y,
arremolinados en sus suaves y cálidos lechos, ninguno de los implicados
imaginaba ni remotamente la tremenda batalla que habría de librarse en pocas
horas. De poco sirvieron las tácticas
ensayadas, las horas de plática, la puesta a punto de los músculos de los
tigres… la lucha no sería frente a las tropas gualdinegras, sino contra un
enemigo invisible pero poderoso, ligero más pertinaz, cambiante más
omnipresente, duro, tenaz, gélido… EL
CIERZO…
Podríase relatar que fue él el único protagonista del
encuentro, y no faltaríamos a la verdad, pudiérase contar que a ninguno de los
equipos hiciérale ninguna gracia su presencia, y no mentiríamos, incluso
podríamos referir que en su ausencia hubiérase visto un partido muy distinto y
seguiríamos estando del lado de la veracidad, pero por desgracia EL CIERZO
apareció con toda la fuerza que su recorrido por el Valle del Ebro le
transfiere, y el partido no fue tal.
Bastante hacían los tigres y los avispas con intentar
adivinar la trayectoria del balón, que más parecía de rugby que de fútbol, como
para enlazar jugadas con criterio que desarbolaran la defensa rival. Así las cosas, un zarpazo de los tigres que
acertaron, en un despiste de EL CIERZO, a conducir el esférico hasta las mallas
rivales fue suficiente para desnivelar esta contienda “a trois” y dejar los
tres puntos en disputa en las alforjas de los titulares del campo. Poco más que contar, lo que hubiera sucedido
sin la presencia de EL CIERZO es únicamente especulación o puro ejercicio de
imaginación pseudopredictiva por lo que obviaremos desde ésta, nuestra banda,
cualquier atisbo de elucubración al respecto.
Saludos cordiales.
Pues eso, si el sábado que viene la temperatura de mis
circuitos ha descendido hasta un nivel aceptable, volveré a cumplir con mi
autoasignada obligación… ojú que calentura…
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