domingo, 7 de noviembre de 2010

Jornada 5. Andorra 1 - Juventud 2

Diario de una pelota, 6 de noviembre de 2010:

Vamos a ver zagalicos, si no me apetece entrar pues no me apetece!, a ver quién os creeis que sois vosotros para además de maltratarme continuamente con vuestras patadas obligarme a ir donde no quiero. Pues nada, ellos empeñadicos. El sábado en Andorra vuelta la burra a la estaca…, comienza el partido me colocan en el centro del campo y nada más pita el señor de negro, unos brutos vestidos de naranja me atizan cuatro patadas, me acercan a la portería de los que iban de blanco, me largan un zapatazo y alaaa p’alla que me voy, menos mal que en el último instante consigo hacer un escorzo y golpeo contra el larguero. Ya empezamos… Poco después otra vez los pesadicos de los naranjas cabezazo que te crío, y ala contra el poste. Que no!, que no quiero meterme ahí, que me raspan las redes, leñe!

Pues no hay manera, los de naranja venga a golpearme, y los blancos más fuerte todavía para alejarme de su portería. Después de 25 interminables minutos en los que estuve mucho tiempo bajo los pies de los naranjas, consigo mi objetivo y me marcho a un merecido descanso sin haber recibido el abrazo de las redes.

Empieza la segunda parte, el de negro con el chiflico, y los dos equipos cual jinetas malheridas a lanzarse contra mi (por Dios, que vida ésta la mía…). Encima parece que están más cabreados que antes, y ahora son los dos equipos los que me atizan por igual. Venga p’a un lado, tira p’al otro, los de blanco que comienzan a creerse que igual me apetece entrar en la otra portería y me acercan, me acercan… Total, que en una de esas, me pillan despistada revisándome las costuras y me meten en la portería naranja. Algarabía en la mitad de la grada y los de naranja que fruncen el ceño y me miran como diciéndome “o sea que ahí si, o qué”. Yo, que además de pelota tengo mi corazoncito, en la primera ocasión que tengo me dejo querer, y por no enfadar a los naranjas, permito que suavemente me coloquen dentro de la portería blanca. Venga, todos contentos no?. Pues no. Ni los unos porque ahora están como al principio, ni los otros porque quieren más, y yo empeñada en dejar las cosas así, ni pa ti ni pa mi. Consigo a duras penas evitar entrar de nuevo en la portería blanca a pesar del empeño naranja, que si un poste aquí, que si otro larguero allá, que si me paseo por la línea pero paso de ir más allá…

Pero estos naranjas son muy cabezudicos, y al final, cuando casi había conseguido lograr mi propósito, vienen dos contra mí que parecían Zipi y Zape y me meten a trompicones, a la fuerza y sin preguntar en la portería local. Hartica me tienen!

En fin, que se acabó el partido, los unos contentos por ganar, los otros tristes porque en el último momento se les escapó el partido, y yo al saco a lamerme las heridas de estos brutos.

Para que conste chavalicos, a mi me encanta mi trabajo, me gusta pasearme entre vosotros y ver como os divertís conmigo, pero leñe, si queréis que vaya donde vosotros digáis, tratadme un poco mejor, movedme por el campo, dejadme rodar en el espacio libre, acompañadme con suavidad y así yo estaré encantada de ir hasta el fin del mundo con vosotros.

Palabra de pelota!



1 comentario:

arquimedes dijo...

Los partidos se juegan hasta el ultimo minuto y ¡El último minuto es nuestro!

Y la próxima vez que nos saques a los papás , avisa con tiempo que nos pondremos la ropa de los domingos e iremos repeinadicos y todo.