…no mandé a mis
tigres a luchar contra los elementos...
La cancha del
Balsas (obviaré el chiste fácil), no aguantó el fuerte aguacero que en la
mañana del sábado se cernió sobre la inmortal, y los dos equipos hubieron de
retirarse a sus cuarteles sin haber dado un triste puntapié. Otro día será.
Pero como los sufridos reporteros de este blog desempeñan sus funciones
más allá de los límites del deber establecido (algunos, otros la pasaron en casica con un chocolate caliente), arriesgando su egregia figura y sorteando los experimentos del altísimo con su quimicefa , habemus reportaje gráfico. Aquí debajo os dejo el aspecto que presentaba
el terreno de juego. P’abernosaugao… (si aún fuera vino...)
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