domingo, 24 de mayo de 2020

El último que apague la luz


Doce años y parece que fue ayer…

Pero no, han pasado doce años desde que comenzamos a narrar las andanzas de unos enanos vestidos de naranja apenas más altos que el balón.  La idea era simplemente acompañarles en su afición, animarles desde la barrera, hacer equipo, pero con el paso del tiempo este rincón se convirtió, al menos para un servidor, en una afición más.

Y actualizaba gráficos de clasificaciones, siempre Excel en mano, hacía entrevistas a los protagonistas, comenzamos a grabar partidos, a hacer doblajes, a tunear carteles de películas.  Nos inventamos a Trancas y Naranjas, montamos vídeos de ánimo con el permiso del tío Al (Pacino), añadíamos fotos y más fotos y dábamos rienda suelta a la prosa y el verso.

Pero sinceramente, todo esto era una excusa, una manera de vivir el fútbol junto a esos locos bajitos quizá movidos por algo de sana envidia (viendo ya lejanos nuestros tiempos de correr tras el balón), pero sobre todo por la satisfacción de verles disfrutar y el orgullo que nos producía su esfuerzo.

A lo largo de estos años la relación con esta página ha pasado por altibajos como todas las relaciones, no hay más que mirar la cronología, pero he intentado mantener la actividad porque en el fondo, aunque el tono ha tenido que cambiar conforme los naranjas pasaban de inocentes lechones a resabiados adolescentes, a todos ellos les seguía haciendo ilusión verse inmortalizados de algún modo en la red.

Por cierto, muchas veces me han reprochado padres de otros equipos que no ponía los goles de los equipos contrarios así que aprovecho la despedida para aclarar la cuestión igual que hacía cuando me lo preguntaban.  No se trataba de ningún tipo de egolatría realizadora, simplemente intentaba evitar que ninguno de los nuestros quedara retratado si el gol venía precedido de un fallo. Esto se hacía para animar, para corregir ya estaban los entrenadores, así que pido disculpas si alguien se sintió ninguneado por eso, pero nada más lejos de mi ánimo, de hecho a quien me ha pedido imágenes de los partidos completos se las he facilitado con mucho gusto.

Al final después de más de 300 partidos, 428 entradas en el blog, 261 videos y 11990 fotos, este rincón se ha convertido sin pretenderlo en el archivo gráfico de la infancia y adolescencia de una generación pegada al balón, y aquí seguirá mientras el tío Google tenga a bien prestarnos la parcela.  No sé cómo avanzará la tecnología, si internet se hará holográfico y se podrán oler las nubes, pero llegados hasta aquí me comprometo a hacer lo posible para que esta pequeña historia siga accesible al menos hasta vuestros hijos (y en cuanto esté en la barca de Caronte lo primero que le preguntaré es si hay buena conexión de internet al otro lado del río para intentar continuar desde allí)

Nada más, agradecimiento enorme a todos los que nos hemos encontrado en este camino.  A los padres por tantas risas y confidencias (a Ámbar por el zumo de cebada consumido), a los entrenadores por su esfuerzo, a ese Presi por su cariño con todos los chavales y sobre todo a esos locos bajitos por hacernos disfrutar tanto y permitirnos compartirlo y a mi hijo Miguel por hacer de hilo conductor en esta historia, eres grande, pequeño.

Seguid disfrutando con todo lo que hagáis, no hay otro secreto.

Abrazo fuerte



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