Un año más, y ya
van diecisiete, vuelve por estas fechas el tío Francisco con sus caprichos. De nuevo las instalaciones del Joaquín González
se llenarán de zagales, las inmediaciones de las canchas de entregados
espectadores y el rinconcico del aire acondicionado de sufridos progenitores en
busca de un alivio que baje la temperatura de sus ya despobladas azoteas al
tiempo que refrescan su maltrecho gaznate.
Dos fines de semana de fútbol de verdad, de ilusión por el deporte, de
ganas de divertirse sin la presión de un campeonato liguero, de compañerismo,
confraternización, amistad… en fin, de lo que debería ser el fútbol base aunque a
veces nos olvidemos, lo que ahora
vienen a llamar “fair play” y que se viene usando ya hace mucho tiempo en
cualquier parque “…ha sido mano! Le he dado con el hombro” pues gol o penalty! Vale
pues penalty… ”
Ea pues! A divertirse!
Esto es una fiesta, así que vamos a vivirla como se merece, animando a los
nuestros, aplaudiendo al rival, mesándonos los cabellos, si es menester, por la
ocasión fallada y degustando las especialidades culinarias de la taberna local,
pero siempre sin olvidar que esto es un juego, y en la definición de tal palabrica
no aparece por ningún sitio el mal rollo.
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