Comenzó la
mañanica con sorpresa, nada más llegar a las instalaciones del Cariñena C.D. y
tras tomar posesión, como mandan los cánones, de un buen pedazo de la barra del
club, nos dimos cuenta de que entre los banderines que adornaban el ambigú había
uno antiguo del Santo Domingo Juventud. Supongo que tendría bastantes años porque el
color naranja predominante en la actualidad no aparecía, más bien era rojo, y
el balón que figuraba en el centro del escudo presentaba el clásico dibujo de
los balones antiguos de cuero con las piezas alargadas colocadas de tres en
tres longitudinal y transversalmente. Curioso. (Quizá alguien conozca la historia de la
evolución del escudo y sus colores desde su fundación. Si alguien se anima, sería interesante que nos
la contara para poder dejar constancia).
Tras documentar
adecuadamente el banderín (puede verse en el inicio del video), nos dispusimos
a esperar el inicio del encuentro con tranquilidad, más dicha tranquilidad
viose alterada por los efluvios que llegaban de allende la barra del bar que
planteaban en nuestro más profundo interior una titánica pelea entre el
angelito bueno: “tómate un cortadito y tira” y el jodío angelito malo: “pero tu
hueles como yo esa papadica a la brasa? Y
te lo vas a perder desustanciao?” Tirábame
ya hacia la papadica, pero el tono del angelito malo no me gustó nada, y pa
chulo yo, así que me tomé el cortadico mientras los jugos gástricos generados
en el transcurso de la diatriba dábanse cabezazos contra las paredes de mi estómago…
…y en esas estábamos
cuando por fin dio comienzo el encuentro acaparando toda mi atención y la de mi
estómago (asalto ganado por la campana).
El partido comenzó con imprecisiones por ambos bandos, los locales más
acostumbrados al terreno de juego natural, planteaban sus ataques con balones
largos a los delanteros bien controlados por la defensa visitante, mientras que
los naranjas intentaban jugar con pases rasos cuyo control era dificultado por
las irregularidades propias del terreno (a pesar de que éste se encontraba en
perfectas condiciones). La mayor parte
de la primera mitad del encuentro mantuvo estas características, control del
juego de los naranjas, aunque sin precisión, y contragolpes largos del Cariñena
pero sin acierto. Tuvo que ser en una
jugada a balón parado cuando se desnivelara el marcador, en un lanzamiento de
saque de esquina el balón queda muerto en la frontal del área pequeña y uno de
los tigres acierta a colocarla junto al palo.
El segundo gol llegaría antes del descanso y sería con los papeles
cambiados, rápida contra del Juventud que define perfectamente el delantero
naranja al palo largo. Descanso: a
pelear otra vez con los angelitos…
La segunda parte
se antojaba plácida gracias a la ventaja adquirida, pero en esto del fútbol el
contrario también juega, y los chicos del Cariñena salieron dispuestos a darle
la vuelta al marcador y a fe que lo hicieron. Dos goles de los locales ponían momentáneamente
las tablas en el marcador y los nervios como escarpias a la nutrida parroquia visitante
cuyos componentes, especialmente la sección femenina, rugían en la grada
tratando de insuflar ánimo a los tigres al tiempo que se encomendaban a todo lo
encomendable para lograr la victoria. Para
dar más emoción al choque, el cielo se cubrió de unas nubes más negras que las
cejas de Machín y descargó una buena andanada de agua sobre la capital del vino
que dificultaba más aún el desarrollo del juego y hacía heroica la remontada. Entretanto, muchas ocasiones erradas para los
visitantes, hasta tres goles anulados por fuera de juego y peligrosos
contragolpes locales bien atajados por la defensa naranja hasta que un pase en
profundidad al delantero naranja es aprovechado por éste para desnivelar el
marcador y establecer el 2-3 final.. ufff…
Gran partido
chavales, por parte de los dos equipos.
Con los nervios
ya dominados y una sonrisa entre satisfecha y cómplice por el match ball
salvado, nos encaminamos de nuevo a la barra de la tortura donde ya relajados
hubo quien decidió dejar de luchar y abandonarse a los placeres de la carne en
el más gastronómico de los sentidos. Para
terminar, aprovechamos la jornada de convivencia para celebrar el cumpleaños de
Luis, más conocido en el circuito balompédico como Pelucas, y degustar una
tarta repleta de chucherías de todos los colores que orlaban una foto del
equipo. Hasta el responsable de la
venerada brasa, invitó a los zagales a tomar posesión de la megafonía del campo
para entonar un desentonado cumpleaños feliz que retumbó por toda la comarca e
hizo pensarse a las nubes que ya se encaminaban hacia el norte, si volver a
darles su merecido ;)
Gran ambiente,
gracias a los responsables del Cariñena por la acogida y la mañana pasada y a
los chavales por hacernos disfrutar. Si
esto es fútbol, que no se acabe.
-
“joooodo, qué
has comido zagal, lengua?”
Ya me callo. Punto final
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